Desde la fragilidad y vulnerabilidad de ser tu mismo...
- Ady Guty
- 12 ago 2021
- 4 Min. de lectura

"Vulnerabilidad: Es el grado en que las personas pueden ser susceptibles a las pérdidas, los daños, el sufrimiento y la muerte, en casos de desastre o siniestro. Se da en función de las condiciones físicas, económicas, sociales, políticas, técnicas, ideológicas, culturales, educativas, ecológicas e institucionales. La vulnerabilidad se relaciona con la capacidad de un individuo o de una comunidad para enfrentar eventos peligrosos o dañinos específicos en un momento dado."
Cuando nos sentimos vulnerables, nos frustramos, nos desilusionamos y nos adolecemos, en lugar de sumergirnos y reconocer lo que si hay. Prestemos atención a los sentimientos para diferenciar lo que duele por tomar conciencia de los sucesos de nuestras vidas, nuestras expectativas y los miedos que de pronto se incrustan haciendo porosa nuestra realidad.
Reconociendo lo que si hay, sumerjámonos en encontrar lo que existe y es valioso, primero: "YO SOY" afirmación que sostiene lo que es bueno, verdadero, bello y único. Qué es lo BONDADOSO, que vive en nosotros. Qué es lo VERDADERO, que configura y da sentido a QUIEN tú eres. Qué es la BELLEZA, que entusiasma tus sentidos y emociones. Qué es lo AUTÉNTICO, que te permite autoconocerte y valorarte. Ese sentimiento de amarte desde la fragilidad y vulnerabilidad de ser tú mismo.
Brene Brown describe a dos tipos de personas:
- Quienes tienen un sentido de dignidad y sienten profundo amor y pertenencia.
- Quienes luchan con eso y siempre se preguntan si son lo suficientemente buenas.
La única diferencia entre las dos es que quiénes tienen el sentido de dignidad, creen que se lo merecen. ¿Y qué tienen en común las que tienen el sentido de dignidad, amor y pertenencia? El coraje de ser imperfectos. La compasión de ser amables primero con ellos mismos (resulta ser que no podemos practicar la compasión con otras personas si no podemos tratarnos con amabilidad). Conexión, como resultado de la autenticidad; estaban dispuestos a dejar de lado lo que pensaban que deberían ser para ser quienes eran, algo absolutamente necesario para lograr la conexión. Aceptaban plenamente la vulnerabilidad. Creían que lo que las hacía vulnerables las hacía hermosas. No hablaban de vulnerabilidad como algo cómodo ni tampoco decían que fuera algo insoportable. Sencillamente decían que era algo necesario. Hablaban de la disposición a decir primero "te amo", de la disposición a hacer algo sin garantías, de la disposición de seguir respirando a la espera de la llamada del doctor después de la mamografía. Estaban dispuestas a invertir en una relación que podría o no funcionar. Pensaban que era algo fundamental. La vulnerabilidad es el núcleo de la vergüenza, el miedo y de nuestra lucha por la dignidad MÁS también, parece ser el punto de partida de la dicha, la creatividad, la pertenencia, el amor. "¿Cómo definirías vulnerabilidad? ¿Qué es lo que te hace sentir vulnerable?": “Tener que pedirle ayuda a mi marido porque estoy enferma y estamos recién casados”; “iniciar el sexo con mi marido”; “iniciar el sexo con mi mujer”; “ser rechazada”; “esperar que vuelva el doctor”; “ser despedida”; “despedir gente”; este es el mundo en que vivimos. Vivimos en un mundo vulnerable. Y una de las formas de enfrentarlo es adormeciendo la vulnerabilidad. ¿Cómo adormecemos la vulnerabilidad? Tomamos, comemos, nos medicamos. Hacemos de todo lo incierto algo cierto. La religión ha pasado de ser una creencia en la fe y el misterio a ser una certeza. Tengo razón, tú estás equivocado. ¡Cállate! Es todo. Sólo certezas. Cuanto más miedo tenemos más vulnerables somos y más miedo tenemos. Así se ve la política hoy en día. Ya no hay discurso. No hay conversación. Solo hay culpas. Perfeccionarnos a nosotros mismos, y esto es más peligroso, a nuestros hijos. Nuestra tarea no es hacer perfectos a nuestros hijos sino decirles “Eres imperfecto, naciste para luchar pero eres dign@ de amor y pertenencia". Esa es nuestra tarea. Muéstrenme una generación educada así y se acabarán los problemas que vemos hoy en día. Fingimos que lo que hacemos no tiene un efecto en las personas. Lo hacemos en nuestras propias vidas. Lo hacemos en las empresas... ya sea un rescate financiero o de un derrame de petróleo: fingimos que lo que hacemos no causa un impacto enorme en otras personas. Pero uno no puede adormecer selectivamente la emoción. No se puede decir esta es la vulnerabilidad, este el sufrimiento, esta la vergüenza, este el temor, esta la decepción, no quiero sentir esto. Me voy a tomar un par de cervezas y comer un muffin de banana y nuez. No se pueden adormecer esos resentimientos sin adormecer los afectos, las emociones. No se puede hacer de manera selectiva. Si los adormecemos también adormecemos la dicha, la gratitud, la felicidad. Y entonces somos miserables y se convierte en un ciclo peligroso. Pero hay otra manera… Permitamos que nos vean, que nos vean en profundidad, con nuestra vulnerabilidad; amemos con todo el corazón aunque no haya garantías; practicar la gratitud y la dicha en momentos de terror. Sólo sean capaces de parar y, en vez de pensar que va a suceder una catástrofe digan: "Estoy muy agradecido porque sentirme tan vulnerable implica que estoy vivo". Y por último lo que pienso que quizá sea lo más importante es creer que somos capaces. Porque cuando trabajamos desde un lugar del "soy capaz", creo que entonces dejamos de gritar y empezamos a escuchar; somos más considerados y amables con la gente que nos rodea somos más considerados y amables con nosotros mismos. Pon el anhelo de tu corazón en la alegría de estar en ti mismo sostenido en la fuerza de tu presente.
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